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Música mexicana de la independencia historia, compositores, vida, obra

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Esta es una breve investigación sobre la historia de la música mexicana de la independencia, vida, obra y compositores mexicanos de aquélla época.

Este es el primero de 3 artículos sobre: Las Músicas de México durante los Siglos XVII-XIX. En esta entrega veremos la música mexicana en la independencia,  después la Reforma y al final la música del Porfiriato.

Contexto. En este articulo no se va a entrar a fondo en los acontecimientos históricos y políticos que forjaron lo que hoy se llama México. Pero son éstos de apoyo indispensable, ya que no se puede desligar la creación artística de las circunstancias que la rodean. Por lo que se invita al lector a repasar un poco dicho tema.

La música, como toda expresión artística, es reflejo fiel de su sociedad y la sociedad mexicana tiene la particularidad de ser una mezcla de muchas otras sociedades y culturas. Tal hecho es una gran virtud y un lastre; una bendición y una condena que, como veremos, se repite una y otra vez hasta nuestros días.  Ricos-pobres, blancos-morenos, izquierdas-derechas, música popular(folclor)-música culta(europea): Orgullo y prejuicio mexicano. Comencemos.

Música mexicana de la independencia: música mestiza

Para cuando se tramaba comenzar la Guerra de Independencia, promovida por los mismos criollos al querer proteger sus propios intereses, una de las razones más importantes que los alentaban en hacer esta lucha, era que ya se podía pensar en México como una nación con sus propias características. Los mismos criollos no se sentían españoles puros, eran criollos, nacidos en México y en muchos de los casos personas que ni siquiera conocían España. De ahí la enorme necesidad de independizarse.

Hablar de una nueva nación implica una nueva cultura. En México convivían diversas culturas de todo el mundo, y como en este país todo se asimila y se reinventa al propio modo de ser, las expresiones sonoras de un pueblo que llevaba 300 años cocinándose y mezclándose entre razas y sonidos no se hicieron esperar: serían también la bandera de una nueva manera de ser y entender el mundo, la mestiza. Esta palabra es la clave para comprender la música mexicana de la independencia y de cualquier época.

Influencias interculturales en la construcción de la mexicanidad

La música mexicana del México independiente es una mezcla de colores y tradiciones. Si bien los géneros populares españoles dieron nombre y una fuerte influencia a la música, combinarla con el sentimiento indígena o negro o de otras culturas, más adelante daría a los sonidos del “nuevo mundo” rasgos muy particulares, cadencias nuevas, bailables distintos. Por ejemplo, de España llegaron las marchas y los jarabes, pero son totalmente distintos los compuestos por autores mexicanos.

Es importante mencionar que, en la medida que se tenía una mayor conciencia de ser mexicano; se hacían las guerras y se luchaba por un lugar en el mundo como nación. Así como se incrementaba el repertorio y las manifestaciones musicales de diversas maneras y estilos; y además se forjaron los géneros que hoy componen el riquísimo mosaico de la música tradicional mexicana.

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Música de clases y castas

El arte ha sido elitista, más en lo que a razas se refiere; los años de la independencia eran muy ricos en expresiones musicales europeas que se reducían a satisfacer el gusto de las clases altas. Los indios y los negros, no eran el público habitual a la ópera ni a las salas de concierto; y eso seguiría siendo hasta años muy recientes.


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Pero los mexicanos de clases altas, criollos y mestizos, eran muy allegados a la música. Cabe destacar que era muy común que las familias “bonitas” se juntaran a ejecutar obras de moda por aquellos años; así que en sus casas no faltaba un piano y los miembros de las familias cantaban, eran intérpretes de varios instrumentos de orquesta. Las casas que vendían partituras de obras de los compositores de moda como Verdi, en esos años ganaban mucho dinero. No existía radio, mucho menos la televisión.

Eclecticismo en la música mexicana

Los entretenimientos de la sociedad de la clase alta mexicana, incluían además el de reunirse por las tardes a interpretar música, ir a la ópera y a los conciertos; ya que en México se estrenaban, por increíble que parezca, a la par que en Europa las obras de los compositores más importantes de la época. Aquí se oía Mozart, Haydn, y los grandes como en sus lugares de origen.

Los compositores mexicanos imitaban lo que se hacía en Europa al pie de la letra. Así es que si por muchos años destacó el estilo de Verdi, se encuentran en este país gran cantidad de obras escritas de ese modo. Pero no era en las salas de concierto ni entre los compositores que imitaban a los grandes europeos: donde se encontraba la expresión auténtica y original de estas tierras, era entre las clases bajas con los campesinos, mineros, ganaderos, y el pueblo en general irían —al no tener el compromiso de quedar bien con nadie— escribiendo la historia musical de México.

Cosmovisión de la música mexicana en la independencia

Es así como se puede comenzar a entender el panorama musical de este país, tan complejo. A México hay que mirarlo como un continente en sí mismo: varias culturas poblaban el país en sus años prehispánicos y cada cultura, si bien compartía una cosmovisión similar, las formas de expresarla eran muy distintas. Todo eso, al mezclarse con nuevas culturas que a su vez venían ya mezcladas como los españoles con los árabes y los judíos, darían nacimiento a una cantidad de expresiones tan compleja, que sólo tras varios años de dedicarse a escuchar y penetrar en los sonidos de México, se puede pensar que ya se conocen todas y eso estaría por verse. Siempre hay sorpresas.



México con “M” de mestizo, con “M” de Música

Por un lado, los indígenas, variantes que van desde la ejecución de los viejos instrumentos sagrados como el huéhuetl o el teponaztli; hasta la reinvención de instrumentos de cuerda como la guitarra chamula o el violín tarahumara, pasando por una gran variedad de percusiones. El caso de las flautas es especial entre los pueblos indios; ya que hay una gran variedad de ellas y hay que destacar que no todas son de origen precolombino.

Los pueblos mestizos, darían también sus propias expresiones, con sus correspondientes instrumentos y bailables. Se pierde en la historia cómo se forjaron los primeros géneros mexicanos, los ya entonces llamados jarabes y sones, pero se sabe que fueron bandera de identidad en los años de independencia. Si bien el cura Hidalgo usó inteligentemente el estandarte de la virgen de Guadalupe para expresar una nueva manera de entender incluso la religión católica, a estos géneros les tocaría cumplir la misma función en el equivalente musical.

La música mexicana de la independencia es tan ecléctica como la sociedad que la compone.

El desprecio por lo nativo: prejuicio mexicano

A principios del siglo 19 la música en México dependía mucho de músicos amateur y amantes de la música que pertenecían a las clases sociales altas; quienes tenían como meta imitar los modelos de la alta sociedad europea.

Antes de 1824 la cultura musical estaba manejada por la corte de los virreyes y la iglesia católica, después de la independencia esta pasó a manos de las clases sociales altas. En esta época se prefería a los músicos y cantantes extranjeros, despreciando el talento nativo a nivel profesional. A su vez los pocos profesionales que podían escribir y componer música prefería cultivar música internacional como los minuetos, contradanzas y polacas, relegando la música nativa.

Un buen ejemplo del desprecio por lo nativo se publicó en el diario de México el 13 de octubre de 1805 cuando a José Aldana, primer violinista de orquesta se le envió una carta sugiriéndole que se cambiara el apellido a Aldani o Aldam, y que actuará como extranjero para que la gente reconociera sus verdaderos méritos como violinista.

Los músicos profesionales de la época no sé dedicaban a la composición de grandes obras musicales, preferían lo más ligero como comedias musicales y farsas, les era difícil competir con la música extranjera importada.

Él mas destacado compositor de música mexicana de la independencia fue José Mariano Elizaga, otros que merecen mención son Manuel Arenzana, Soto Carrillo, Luis de Medina, José Aldana.

Música mexicana, género y estilos de las clases sociales en la independencia

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Las clases sociales altas gustaban de la ópera, la zarzuela bufa, tonadilla, sainetes, nuevo dúo, bailete y ópera bufa. Estas formas musicales eran importadas de España e Italia.

La música popular era el jarabe, aunque también serían el corrido, el huapango, las sandungas y las bambas.

La sandunga era el baile y música del istmo especialmente de Oaxaca. Sandunga quiere decir fascinación.

El corrido, su origen es anterior a 1650 cuando se publicó el método de citara escrito por Sebastián de Aguirre y que contiene el ejemplo más antiguo de este género.

El Huapango es música mestiza con influencia española, indígena y negra lo mismo que las bambas, se dice que la palabra huapango pudiera provenir de las palabras huaxtecas de pango o del náhuatl cuahpanco-cuitl, se interpretaba con violín, una guitarra grande y una chica, se canta mayormente con falsete.

El jarabe fue sin duda la música y danza de la independencia. En 1802 la inquisición prohibió el jarabe calificándolo de lujurioso, deshonroso y provocativo. El jarabe era la música más popular entre los insurrectos durante la guerra de independencia y después de la independencia. Los primeros jarabes eran interpretados con piano, después se fue añadiendo el acompañamiento del Arpa, la guitarra, el bajo y la flauta. A los grupos que interpretaban los jarabes los llamaban sones mariaches.

Mariano Elízaga: de niño prodigio a músico y compositor innovador

Mariano Elízaga (1786-1842) nació en Nueva España: en la antigua Valladolid, hoy Morelia. Desde muy pequeño mostró una gran habilidad frente al teclado. Su padre, maestro de música, cuidó y fomentó el talento de Mariano como Leopoldo Mozart lo había hecho con su hijo. Antes de que Elízaga cumpliera los seis años, apareció una nota periodística en La Gaceta de México que hablaba de “un niño cuya organización de oído y fantasía para las consonancias y modulaciones musicales puede sin hipérbole llamarse monstruosa”. Después de eso el jovencísimo Elízaga fue llamado por el virrey Revillagigedo y se trasladó a la ciudad de México para estudiar ahí.

mariano elizaga

Un año después Mariano regresó a Morelia y estudió con José María Carrasco, el joven organista de la Catedral. De los ocho a los trece años vivió en la ciudad de México para estudiar con Mariano Soto Carrillo; quien era un gran ejecutante de fortepiano. Después regresó a Morelia para trabajar como organista de la Catedral, seguir estudiando y dedicarse a la enseñanza. Entre sus alumnas se contó la señorita Catalina de Huarte, futura esposa de Agustín de Iturbide; quien al consumarse la Independencia se convertiría en emperador de México.



Maestro de la Capilla Imperial

De 1822 a 1826 el músico moreliano realizó varias acciones innovadoras para la música en México. En 1822 el emperador Iturbide nombró a Elízaga “Maestro de la Capilla Imperial”, quien organizó entonces la primera orquesta sinfónica del México Independiente. A la caída de Iturbide, Elízaga fue igualmente apreciado por el siguiente gobierno. En 1823, preocupado por la enseñanza de la música en el país, escribió el primer libro de didáctica musical impreso en México: sus Elementos de Música. Al año siguiente, y con el apoyo del presidente Guadalupe Victoria, inició la primera sociedad filarmónica mexicana. En 1825 fundó una escuela de música, considerada como el primer Conservatorio del continente americano. Y en 1826, junto con su socio Manuel Rionda, estableció la primera imprenta de música profana en México.

musica mexicana

Lorenzo Elízaga el pianista de Manuel Payno (1810-1894)

Diplomático, estadista, empresario y escritor mexicano, escribió Los bandidos de Río Frío pocos años antes de su muerte. En esta novela reproduce escenas de la vida del México del siglo XIX. Uno de los protagonistas de su novela es Relumbrón, un oficial del ejército que llegó a tener una posición privilegiada en el país a partir de que fue nombrado ayudante del Presidente.

Con el fin de integrarse a la alta sociedad mexicana, Relumbrón ocultó su origen incierto, se casó con una mujer de una familia acomodada y adoptó costumbres como las “tertulias de salón”. En el capítulo XXVII del segundo tomo de Los bandidos de Río Frío, llamado “Algo de la vida íntima de Relumbrón”, Payno describe una de estas reuniones sociales en casa del “nuevo rico”. Aquí aparece el gran pianista Lorenzo Elízaga en una clara alusión a Mariano, el compositor que ahora nos ocupa, quien en la novela deja de ser un personaje histórico para convertirse en uno de ficción:

El gran salón era el que reunía invariablemente los jueves a la familia y a los amigos. Era la pieza más grande y también la más curiosa de la casa. Dos grandes balcones a la calle, dos puertas a los costados que comunicaban a las recámaras y dos enfrente de los balcones, que conducían al interior de la habitación […] Entre los dos balcones, un piano o forte piano, como se le llamaba entonces; es decir, un instrumento tan bueno como podía encontrarse en México y en Europa

El Rossini mexicano

Don Lorenzo Elízaga, no sólo pianista famoso sino compositor distinguido que, exagerando por un espíritu de patriotismo, le llamaban el Rossini mexicano, no faltaba nunca. Era el maestro de Amparo [hija de Relumbrón], la que había hecho progresos tales que, con justo motivo, pasaba por una celebridad. A las diez de la noche el salón estaba completamente lleno. […]

La entrada del maestro Elízaga era cada jueves un acontecimiento; hombres y señoras se ponían en pie, le estrechaban la mano, le saludaban y le decían tantas y tan afectuosas palabras; como si en años no le hubiesen visto. Era el maestro agradable, de buena figura, hombre de mundo, y correspondía a tanto agasajo con desembarazo y amabilidad, dejando contentos a todos sus amigos. Platicaba y reposaba un rato, y después, sin que nadie le rogase y sin dar a conocer cuánto le agradaban los aplausos de aquella reunión, se ponía al piano y encantaba a los que lo oían, pues poseía una destreza, una dulzura y una propiedad […] que aun hoy, que tantos y tan insignes pianistas hay en Europa y en América, sería una notabilidad. Generalmente, en lugar de tocar las piezas de música que se usaban en ese tiempo, improvisaba y producía melodías que eran completamente desconocidas.

Un músico patriota de la independencia mexicana: orgullo

Mariano Elízaga fue un personaje de gran importancia para la vida musical de México, por lo que desde el siglo XIX aparecieron biografías y apuntes históricos del músico moreliano. De la vida del compositor sabemos mucho, pero desafortunadamente casi toda su música está perdida. Tenemos conocimiento de que una gran parte de su producción fue música religiosa. Además compuso música patriótica: en 1813 escribió una “Canción a Morelos” y en 1827 un himno patriótico que fue publicado en una edición de 4 mil ejemplares. También compuso música profana que apareció publicada en las ediciones de su imprenta. Pero de toda la producción musical de Elízaga sólo conocíamos un arreglo realizado en 1866 de su Misa en La Mayor.

Como aparte de su misa no conservábamos más composiciones suyas, nuestras referencias acerca de la música del moreliano eran escritos de gente que escuchó la música o conoció al compositor. Como la Oda a Mariano Elízaga, publicada alrededor de 1840; en la que se compara al músico mexicano con algunos de los grandes compositores del periodo clásico europeo:

De qué modo tus dedos
Presentan a mis ojos
El pensar y sentir del gran Bellini,
De Mozart, de Beethoven, de Rossini…

a la tierna memoria de la señorita…

Hace poco tiempo un afortunado hallazgo hizo ponernos en contacto directo con la música de Mariano Elízaga: en 1993 el musicólogo Ricardo Miranda encontró una obra editada en la imprenta de Elízaga; alrededor de 1830, que dice en la portada: Últimas Variaciones del profesor Michoacano D. Mariano Elízaga, que compuso y consagró a la tierna memoria de la señorita Da. G. G. de G. La obra fue editada en 1994 y grabada en disco compacto en 1999.

Variaciones del clasicismo en México

La obra recientemente encontrada tiene, como su nombre lo indica, estructura de tema con variaciones. Generalmente, los temas de las obras con dicha estructura están solamente en uno de los dos modos del sistema tonal: mayor o menor. El tema de las Últimas Variaciones de Elízaga no es común, pues presenta dos secciones: una en modo menor y otra en modo mayor. Una de las obras con estas características peculiares, que seguramente conoció el compositor moreliano, es el Andante con variaciones en Fa menor de Joseph Haydn, escrita en 1793. Sabemos que Manuel del Corral, músico español exiliado en México, tocó el Andante con variaciones en Fa menor Hob. XVII:6 de Haydn durante los primeros años del siglo XIX. Probablemente Elízaga conoció la obra a través de Corral.

Aunque las obras mencionadas de Haydn y Elízaga son muy diferentes, el Andante con variaciones tiene más de una coincidencia con las Últimas variaciones. Por ejemplo, ambas obras inician con la indicación “Andante”.

El tema de la obra del europeo está escrito en dos grandes secciones:

  • la primera en modo menor y
  • la segunda en modo mayor.

Ambas divididas en dos partes iguales, al igual que la obra del mexicano.

Un Haydn del México independiente

El ritmo de la melodía inicial de la obra de Haydn es idéntico al ritmo del bajo al principio de la pieza de Elízaga. La cadencia del final de la primera parte de la sección en modo mayor del Andante con variaciones es muy semejante a la cadencia del final de la segunda parte de la sección en modo mayor de las Últimas variaciones; lo que no es de extrañar porque ambas obras están en el mismo estilo.

Elízaga: un romántico a la  Beethoven

Pasando ya a ocuparnos solamente de la obra de Elízaga, lo primero que notamos es que la sección en modo menor del tema lleva la indicación “Andante lúgubre“. Esta sección recuerda a la música para piano de Beethoven más que a la de Haydn. La primera parte de esta sección es solemne y majestuosa. La segunda parte de la sección menor inicia de manera más agitada y concluye con ritmos semejantes a los de la primera sección.

La sección en modo mayor del tema es muy diferente en carácter a la primera y parece más cercana a Rossini que a Beethoven. La primera parte de la sección mayor comienza con una melodía sencilla en la mano derecha, casi vocal, con el acompañamiento en la mano izquierda. La segunda parte de esta sección permanece en el mismo estilo, aunque un poco más ornamentada.

De esta manera vemos que la música mexicana de la independencia tiene mucho de Europa, de España y de México

Grabaciones, impresos y referencias de la música mexicana en la independencia

Y puedes escuchar el Andante con variaciones en Fa Menor Hob. XVI: 6 en:

Encontrarás la partitura de las Últimas variaciones, algo de la historia de Mariano Elízaga, y una buena bibliografía del tema en:

Y si quieres leer algo más de Relumbrón y de Los bandidos de Río Frío, consigue:

 

Video: Últimas Variaciones Mariano Elízaga

 


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