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Porque eliminé mis publicaciones de Facebook

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Un día eliminé mis publicaciones de Facebook, así como toda mi actividad, fotos, interacciones, comentarios. ¿Quieres saber por qué lo hice?. Porque eliminé toda mi actividad y publicaciones de Facebook.


Hace unos meses decidí borrar toda la actividad y publicaciones de mi cuenta personal de Facebook; y evitar interacciones, comentarios, compartidos y «me gusta». Borrar cerca de nueve años de actividad no fue algo sencillo, simplemente porque Facebook no te da herramientas para eliminar publicaciones en forma masiva. Luego de ello desactive la cuenta y probe con eliminarla.

Dejar de usar Facebook de un día para otro me sirvió para darme cuenta de muchas cosas, cuál retiro espiritual, o aquel que deja de comer carne y que limpia su organismo de toxinas.

Éste post trata sobre lo aprendido en esa abstinencia feisbuquera, ayuno de likes y comments.

Infancia Nerd

Para empezar voy a dar unos antecedentes sobre mí para poner en contexto la temática de este artículo. En los 80tas fuí un niño con una Commodore 64 y una 128, tomé clases particulares de programación; eso que ahora uno lo puede aprender online, yo lo recibí como clases particulares a domicilio. Desde entonces me di cuenta que “todo” se podría convertir en CEROS y UNOS; “Todo” aquello que la tecnología fuera capaz de procesar, que en aquel entonces tan sólo era AUDIO, IMAGEN y TEXTO.

Comprendí desde muy pequeño todo esto programando, haciendo animaciones, transcribiendo música de Mozart, y jugando con la computadora.

Más adelante, cuando llegó la PC con su mediocre Windows ya tenía camino recorrido en la computación. Llegaron también los periféricos, el video digital, el internet, la fotografía. Tenía algo muy claro: “todo” puede ser convertido en CEROS y UNOS y procesado.

Entonces llegaron las redes sociales, y su promesa de tener miles de “amigos” y ser escuchado por todo el mundo; llegaron también los dispositivos móviles con cámara, GPS y un sinfín de Apps y sensores.

Soy de la generación de transición entre el teléfono de monedas y el WhatsApp

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Los nacidos en el nuevo siglo, aquellos con uso de razón en la época de internet y los smartphone, desconocen lo que fué el mundo analógico, tener una libreta de direcciones, llamar a un número fijo para buscar a un amigo y que te responda su mamá. No saben lo que es tomar la Sección Amarilla para encontrar el número de un negocio o la Guía Roji para llegar a una dirección.

La caja lo sabe todo

Hoy todo es digital, casi todos los sentidos humanos están siendo digitalizados, hay un app para cada actividad; todo lo almacenamos y procesamos en dispositivos que van con nosotros en el bolsillo. Poderosos dispositivos cargados de sensores, con capacidades de procesamiento inimaginable hace 30 años y que son nuestros porque los hemos pagado. Pero nuestros a medias, no somos dueños del software, la parte que hace funcionar a los equipos digitales; en realidad sólo son prestados.

Todos los días inyectamos información sobre nosotros mismos en las pequeñas cajas digitales que se han convertido en una necesidad. La caja sabe quienes somos, que hacemos, a donde vamos, quienes son nuestros contactos, cuando salimos, cuando llegamos, como nos transportamos, y hasta lo que pensamos. Todo aquello que le «decimos» y lo que captura sin nuestro consentimiento.

La máquina sabe más de nosotros que nosotros mismos, no sólo porque tiene memoria y capacidad de procesamiento, sino por toda la información que le damos a cada instante; información que hoy entregamos de forma gratuita a las redes sociales a cambio de satisfacer la necesidad de pertenecer a un grupo de amigos.

Pero estas redes sociales son empresas privadas, cuyas normas de privacidad pueden cambiar en cualquier momento sin preguntarnos, sin ningún consenso democrático con los usuarios y sin rendir cuentas a ningún tribunal internacional.

Es decir, le estamos entregando nuestra «vida» a una empresa privada a cambio de una satisfacción emocional.

Ok, vamos más despacio.

No soy de esos conspiranoicos que ve símbolos illuminatis por todas partes, o reptilianos, o lo que sea; aunque debo confesar que no sólo vi las 9 temporadas de Xfiles, sino que tengo los DVD’s porque no consumo TV de paga ni Netflix o Blim. Fuera de ello no consumo contenido conspiranoico.

Sin estar atado a las “normas” posmodernistas me considero un «libre pensador»; antepongo  la razón y el análisis sobre la superstición y la charlatanería; leo mucho y analizó lo que leo para ser menos ignorante cada día; soy consciente de las miserias del pueblo y trabajo para superar mis debilidades.

Creo que la única constante es el cambio y la evolución, considero que la sabiduría de los antepasados nunca dejará de estar vigente; y esa sabiduría colectiva, sentido común o como se le quiera llamar dice que “Nunca nada es demasiado bueno para ser verdad”. Dicho de otro modo “no todo lo que brilla es oro.”

Creo en los hechos, pero hay que considerar que los hechos habrá que tomarlos con cuidado; porque es un hecho que cuando despierto el Sol sale, pero coincidencia no es evidencia de causalidad. “Y no por madrugar amanece más temprano”; o porque no abra los ojos dejará de salir el Sol. El Sol seguirá saliendo y eso es otro hecho que coincide antes de que abra los ojos, que tan solo hace evidente que me despierto con la luz del sol. La luz solar es causalidad de que yo despierte no en sentido inverso.

Los hechos habrá que pasarlos por el filtro de la razón. Los hechos no son la verdad absoluta; la verdad es un poliedro donde cada quien elige la cara que quiere ver, la que más “le gusta” o la única que se le muestra.

Todo estaba allí

Empezó un día que decidí hacer una copia de seguridad de mi cuenta de Facebook, al descargarla y descomprimirla descubrí archivos que, según yo, hacía años que había borrado. Todo estaba allí

Después se me ocurrió revisar la ventana de actividad de mi perfil de Facebook y bajar por años; encontré desde Historial de ubicaciones, Historial de búsqueda, todo lo que escuché con Deezer y un sinfín de aplicaciones conectadas a la cuenta. Páginas guardadas, gustos musicales, literarios, películas, deportes. Todo estaba allí en Facebook y en la copia de seguridad.

Como administrador de un sitio web y su host, soy consciente de la enorme cantidad de información que cada día un sitio tan simple como un blog captura de los usuario sin que éstos lo sepan. Al menos ésta información no está vinculada a datos personales como nombre, números telefónicos, fecha de nacimiento, vínculos familiares, grado de estudio, edad, etc. Pero se, de primera mano, sobre la existencia  de tecnología capaz de grabar en video la actividad en pantalla del navegador, tecnología gratis y al alcance de cualquier blogger. Para decirlo más claro, en este momento podría estar grabando tu actividad en este sitio web; como navegas por él, donde haces clic, cuánto tiempo tardas en cada párrafo, todo se podría estar grabando en video. Por supuesto que no lo estoy haciendo, pero hay tecnología para hacerlo la cual es accesible y gratuita.

Dime tu IP y te diré quien eres

Hagamos un pequeño ejercicio de imaginación. Seguramente alguna vez has navegado por algún sitio que te dice tu ubicación aproximada y tu IP, bueno, eso sólo son dos datos, pero, entre otras cosas también se puede saber:

  • Tu proveedor de servicios de internet.
  • Marca de navegador y versión.
  • Marca de dispositivo móvil.
  • Fuente de tráfico, es decir, si llegaste por Facebook o por Google, etc.
  • Tamaño de pantalla, entre otras cosas.

Y todo esto de forma automática, sin que tu lo sepas y sin tu permiso.

Te preguntarás: ¿qué voy hacer con todos estos datos, a quíen se los voy a vender?. En realidad sólo me sirven para análisis estadístico del sitio, ninguno de esos datos está vinculado a información personal de usuario, y no tienen ningún valor comercial.

Si ya te estás poniendo paranoico, aquí en internet podrás encontrar mucha información para “navegar seguro” y bloquear la captura de datos analíticos de navegación; sin embargo ¿qué hay de facebook?

En realidad la información que le das a un blog es mínima comparada con la que le das a Facebook. Dicho de otro modo, si un blog puede saber tu IP y la marca de tu dispositivo móvil con tecnología que Google Analytics pone gratis a disposición de cualquier blogger, imagínate lo que sabe Facebook sobre ti. Información que además tu mismo, nosotros mismos, decidimos entregarle cada día, cada instante, ¿a cambio de qué?

Animal social

A estas alturas de la civilización humana no hay necesidad de profundizar mucho en el hecho de que los seres humanos somos «animales sociales»; la sola evidencia lo demuestra. Y no solo la evidencia sino la ciencia. Necesitamos de otros para sobrevivir. Vivimos en una sociedad donde la división del trabajo y la colaboración es indispensable cada día. Si no sabes algo se lo preguntas a alguien más, o a Google, quien te va a mostrar lo que alguien más escribió.

Los núcleos sociales, familia y amigos; los núcleos colaborativos escuela, trabajo, instituciones, etc., son la clave de la civilización. Los vínculos sociales son indispensables para cubrir nuestras necesidades. Es por ello que Abraham Maslow en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”  hace evidente la necesidad social  en su pirámide o jerarquía de las necesidades humanas.

 

Piramide de Maslow

 

Los vínculos e interacciones sociales son una necesidad humana y las redes sociales lo saben, lo saben.

La red social es un placebo

Después de desactivar mi cuenta personal de Facebook decidí dejar de interactuar con la red social. Fue entonces cuando me di cuenta de todo lo que me contuve de publicar, fotos, ideas, anécdotas. Fui consciente de la satisfacción de publicar algo y esperar la reacción de los demás. Reflexioné sobre esa satisfacción, sobre esa necesidad; sobre el placer de saciar el deseo de cubrir una motivación social.

Al ser consciente de todo esto, como cuando dejas de comer carne por mucho tiempo y después te da asco la comida que antes te gustaba, descubrí la relación entre Maslow y Facebook. Para cubrir nuestras necesidades sociales buscamos , un like (aceptación), un compartido (reconocimiento), o un comentario que nos haga sentir bien; y las redes sociales, gracias a la practicidad de los dispositivos móviles, logra satisfacer nuestro deseo de afiliación y reconocimiento.

El problema es que con cada interacción le estamos entregando a una empresa privada información personal sobre quienes somos, nuestros amigos y familiares. Además que estamos generando un perfil psicológico con nuestros datos personales (fecha de nacimiento, correo electrónico, teléfono, etc.) muchas veces son datos geolocalizados y difíciles de borrar.

Facebook es un placebo que se aprovecha de nuestro deseo de satisfacer una necesidad social; y lo consigue, todos los días le entregamos parte de nuestra “vida”, en tiempo e información, a una empresa privada a cambio de: afiliación, reconocimiento, autorrealización.

El placer que experimentamos al recibir respuesta a nuestras publicaciones alimenta el circulo vicioso del deseo, se vuelve un vicio.

– Pero,- tal vez estés pensando- ¿Facebook es seguro no?, nadie va a hackear mi cuenta, mis datos están seguros, además mi vida es muy aburrida ¿a quién le puede interesar?

TICs que recopilan información sobre ti

Vamos a creer que Facebook es seguro, pero eso no quita el hecho de que sea una empresa privada; que sus políticas pueden cambiar en cualquier momento y que, como empresa que cotiza en la bolsa de valores, cada usuario representa un activo financiero. Es decir, que la empresa vale más mientras más usuarios activos tenga inyectando información en ella.

Nuestra información es valiosa porque Facebook vende publicidad con un alto valor de precisión demográfica gracias a toda la información que entregamos. Cada like, cada foto, cada post, todo pasa a formar parte de una base de datos. Con toda es información y con la ayuda de la IA, Smart Data, BigData, Procesadores Neurales, etc., es posible crear un perfil psicológico de ti; un clon digital de tu persona. Aún cuando se dice que Facebook ha fracasado trabajando con IA, los fracasos sólo son parte del proceso para alcanzar el éxito; y la IA no tardará en llegar. En cuanto a la Smart Data, BigData y los Procesadores basados en redes Neurales ya son un hecho.

¿Esto parece ciencia ficción? si. ¿Ví demasiado XFiles? si, también.  ¿Todo esto es posible? por supuesto. Todo es posible convertirlo en CEROS y UNOS, y ser procesado, analizado, sintetizado, resintetizado, compartido, transmitido. Todo aquello que sea capturado en una tablilla electrónica digital. Y eso es lo que hacemos todos los días cuando interactuamos con Facebook a cambio de un like. Somos el Esaú moderno vendiendo nuestro reino a Jacob.

¿Soy un conspiranoico de closet?, creo que no, pero si quieres alimento para tu blog de reptilianos aquí te dejo tres hechos.

Porque eliminé mis publicaciones de Facebook

Después de haber descubierto en la copia de seguridad de Facebook material que había borrado años atrás; y un registro detallado de mis acciones en la ventana de actividad de Facebook me di cuenta del engaño: Facebook no elimina todas las publicaciones. Así que con la ayuda de una extensión empecé a borrar publicaciones de forma masiva, ya que Facebook no tiene  alguna herramienta para hacerlo. Completé todo 2008, según yo ya había eliminado todo, recargue la ventana y aparesieron más publicaciones sin borrar; repetí este proceso varias veces hasta que 2008 quedó limpio. Después con cada año, tardé casi una semana en borrar todo. Sin embargo, existe mucha información que es imposible de borrar simplemente porque Facebook no te da la opción de hacerlo; por ejemplo, los cambios en la información de perfil.

En todo caso se trata de información que uno puede “ver” donde y como lo guarda Facebook, pero, ¿qué hay de lo que uno no puede “ver”?, ¿qué pasa con lo que guarda sobre nosotros y nosotros no sabemos ni tenemos el control de borrar o evitar que sea guardado?

Eliminé mis publicaciones de Facebook y toda mi actividad porque no me agradó descubrir que no elimina todo; que guarda todo lo que haces; la plataforma hace difícil eliminar de forma masiva; que aún cuando elimines tu cuenta, Facebook no garantiza que todo sea borrado; que el link para eliminar este oculto; y que Facebook haga tan difícil desactivar la cuenta.

También eliminé mis publicaciones de Facebook para en un futuro eliminar también mi cuenta, con la certeza que al menos lo que es posible borrar sea eliminado.

Tras ser consciente de estar entregando información personal a una empresa privada que investiga sobre IA y redes neuronales logré superar el placer de publicar.

-face +book

Ahora sólo comparto lo que publico en mi FanPage unas semanas para luego borrarlo. Evito interactuar y dejé de seguir páginas y perfiles, así que mi timeline está vació y no me entero de lo que hacen mis contactos; pero eso es otra historia.

En general eliminé mis publicaciones de Facebook y toda mi actividad e información porque decidí ser libre.

 

 

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